viernes, 16 de octubre de 2009

El "Trafalgar" de Barbate

No es que todo tiempo pasado sea mejor, es que es tener 15 años es como andar con un manojo de llaves y empezar a abrir puertas al futuro. La distancia que da el tiempo salva nuestra visión de esa insoportable adolescencia, victimista y caprichosa.
Llegué al Trafalgar al día siguiente de la muerte de Paquirri. Los periódicos recuerdan que hace ya 25 años de aquello. Barbate era una conmoción. Pensaba que la catarsis de Pozoblanco aletargaría las ganas de novatadas en mi primer día en el instituto. Pero no fue así. Casi me salvo “de la quema” hasta que, ya al final de una mañana llena de gritos y carreras, alguien alcanzó mi camisa blanca con un bote de “kanfort” negro. No pasa nada, me dije. Esto es la guerra.
Los cambios no me achantaron. Nunca había compartido pupitre con el sexo opuesto. No había niños, desde luego, en el colegio de monjas de Vejer, del que yo venía, pero tener hermanos mayores ayuda. Aunque estos no formaran parte de mi hábitat escolar, por decirlo de alguna manera.
Al cabo del tiempo, recuerdo con enorme cariño aquel primer año en el instituto, y los tres siguientes también. Fueron la salida de la niñez y la entrada a la madurez, antesala de la Universidad y del resto de la vida y sus diversidades. Recuerdo a profesores y profesoras entrañables, cultos, estrictos algunos, otros divertidos. La visión romántica no me vuelve amnésica y también me acuerdo de algún hueso que se equivocó de profesión. Recuerdo a mis compañeros de entonces, el bar de Paulino, el quiosco verde de la entrada, el pinar, el parque, la playa. El barrio entero. Y lo recuerdo con cierta nostalgia.
Han pasado más de dos décadas. Muchas puertas he abierto ya al futuro con aquellas llaves y otras se han cerrado. Los avatares personales y profesionales me han llevado a diferentes lugares. Pero siempre he dicho, orgullosa, que estudié bachillerato en un instituto público, en el Trafalgar de Barbate.

Oliva Rendón

Cádiz, octubre 2009

viernes, 9 de octubre de 2009

Declaración de intenciones

Al comenzar el curso, cuando tuvimos que rellenar la matrícula para 2º de Bachillerato, elegimos entre las optativas de "Proyecto Integrado", la de Medios de Comunicación. En la primera clase la profesora nos explicó en qué consistiría el trabajo: hacía cuarenta años de la inauguración del IES Trafalgar en Barbate y, aprovechando el evento, investigaríamos acerca de la historia del centro y plasmaríamos los resultados en un blog: El cuaderno del Trafalgar.
Al principio nos pareció una asignatura más, pero pronto nos dimos cuenta de que era una tarea interesante y, desde luego, un privilegio que nos hubiera correspondido, precisamente a nosotros, ser los que rescatásemos la memoria de nuestro instituto, los que registrásemos las experiencias, recuerdos y anécdotas de los que han estudiado o trabajado aquí, así como los cambios estructurales en el edificio; en definitiva, los que diéramos cuenta de aquello que ha llevado a nuestro centro a ser lo que es y como es.
Seguro que hay más de una historia que contar de profesores que marcaron la vocación de sus alumnos, de lugares especiales visitados con los compañeros, de fiestas y celebraciones recordadas después de muchos años, y seguro que hay muchas imágenes que pueden ilustrar cuarenta años de historia del Trafalgar, empezando por esa foto de los alumnos de Zahara cruzando el río en barca para llegar a Barbate y terminando por la última que nos hagamos los alumnos que ahora somos de 2º de bachillerato en nuestro viaje de fin de curso a Praga.
Recogemos la herencia de aquellos que nos precedieron aquí y les pagamos con este pequeño homenaje.
Álvaro Guzmán y Juan José Rivas.